17/07/2015
En muchas ocasiones, el principal motivo de consulta a los ortodoncistas son exigencias estéticas y las malas mordidas.
El paciente pocas veces relaciona su problema dentario con sus rasgos faciales, o como éste afecta a su crecimiento y desarrollo maxilofacial.
Para comprender mejor el tema, hay que saber que los dientes están implantados en huesos llamados maxilares (maxilar superior y maxilar inferior o mandíbula). Estos huesos y los dientes se desarrollan en conjunto. En muchas oportunidades cuando solo se advierten complicaciones dentarias, también existen complicaciones óseas. Los dientes, en estos casos serían la punta del iceberg.
Cotidianamente, se observa una mandíbula chica o grande en relación al maxilar superior o un maxilar superior grande o chico en relación a la mandíbula o desviaciones o asimetrías del macizo maxilo-mandibular (maxilar superior y mandíbula en conjunto, dismorfosis maxilo-mandibular).
Es por eso que la respuesta a la pregunta inicial sería: existen casos donde no solo es conveniente “acomodar” los dientes y dejarlos estéticamente alineados, sino que hay que tener en cuenta que esos dientes corresponden a un ser biológico (ser humano) y que por lo tanto, va a estar atravesando procesos de desarrollo, y constante remodelación (también en adultos).En los casos donde el problema es óseo y se pretende solucionar aspectos faciales solo con un tratamiento ortodóncico, marcaría un error en la búsqueda de la solución. El realizar el diagnóstico preciso es el eslabón fundamental de los casos ortodoncico-quirúrgicos.
La Odontología y sus especialidades de Ortodoncia y Cirugía Maxilofacial, trabajan mancomunadas en la búsqueda de la armonía en aquellos casos en los cuales el desequilibrio estructural de los maxilares altera su armonía.
La ortodoncia se ocupará de la correcta alineación de las piezas dentarias a los procesos maxilares y la correcta relación de estos entre sí.
La cirugía ortognática se ocupará de la restauración de la función normal de los maxilares en la boca, proveyendo estabilidad a largo plazo, posicionando los maxilares dentro del macizo facial, devolviéndole a éste su función de “APARIENCIA” social y estética.
Es ahora en donde estas dos especialidades aúnan esfuerzos y conocimientos para lograr soslayar sus limitaciones: la Ortodoncia equilibrando la estructura dentaria a sus bases (Maxilares) y la Cirugía Maxilofacial corrigiendo las posiciones de éstos, dentro del componente Facial.
No se trata de cirugía estética, sino que es un tratamiento que tiene una resultante o una consecuencia estética.
Es el equilibrio facial el factor desencadenante en la búsqueda de la armonía, y es la armonía la que conlleva a la estética.
Estas especialidades comprenden y conocen de sus limitaciones, por lo que nunca debería tratarse un paciente con alteraciones dentoesqueletales, individualmente.
Teniendo en cuenta estos cambios faciales estructurales, no podemos perder de vista la influencia que ejercerá a nivel psicológico este aspecto facial diferente. Si bien en este caso la cirugía es buscada y esperada por el paciente y le devuelve una mejor imagen, éstos deberán tener un tiempo de adaptación y asimilación a los cambios. Se debería tratar a los pacientes como seres Bio – Psico – Sociales, trabajando de una manera interdisciplinaria, prestando especial atención al problema ortodóncico quirúrgico, al factor psicológico y al contexto social y familiar en el que están inmersos. Por lo tanto, se debe considerar que el apoyo Psicológico es un importante eslabón en el equilibrio del paciente.
El tratar a los pacientes como individuos inmersos en un sistema familiar y social nos hace también comprender que éste no es solo: “me muestro como soy”, sino “me gustaría verme mejor “ y nosotros comprender que somos los que marcamos ese cambio importantísimo, no solo en un chico con poca historia sino también en un adulto con mucha.