brackets, ortodoncia

26/06/2015

Es una de las preguntas más importantes en la etapa diagnóstica. La variedad de respuestas es tan amplia como los pacientes que hemos visto, pero podríamos clasificarlas en tres grupos

  • aquellos que buscan un cambio estético,
  • los que buscan una mejora a nivel funcional, y
  • los que son concientes de buscar ambos beneficios.

Desde lo funcional, la cirugía plantea la posibilidad de recuperar funciones fisiológicas alteradas: masticar mejor, respirar mejor, deglutir mejor, etc. Desde lo estético, la cirugía permite cortar con un discurso, que en algunos pacientes, ha sido sumamente pesado de sobrellevar. Marcas tan pesadas como: “soy fea”, “soy dientudo”, “cerrá la boca que se te ven las encías”, “hay algo mal en mí”, etc.

Lo importante a lo largo del tratamiento es que el paciente pueda tomar conciencia de que, los busque activamente o no, los cambios estéticos llegarán, y de acuerdo a la patología, podrán ser muy importantes.

Este cambio a nivel estético trae aparejado un impacto a nivel psicológico, que a veces sorprenden al paciente y su familia, especialmente a nivel psicosocial, incluyendo una mayor confianza en sí mismos, en la imagen facial y el ajuste social.

Es decir, las mejoras en las características faciales, logradas por la devolución de la armonía a ese rostro, tienen una influencia beneficiosa en los pacientes como individuos y también en su situación de la vida social.

En la preparación emocional para la cirugía, los cambios estéticos y la repercusión psicológica de dichos cambios, es que mi rol de psicóloga toma sentido dentro del equipo.

Más allá de los buenos resultados y de los beneficios que conllevan estos cambios faciales, responder a la exigencia inmediata de esta nueva imagen y su asimilación, supone un proceso que es único y particular en cada paciente. Su preparación, sus propios recursos y su entorno familiar y social tendrán una importancia fundamental en este período.

Los integrantes de “Armonía Dentofacial” como equipo, también actuamos como “red” que sostiene al paciente, conteniéndolo, guiándolo y acompañándolo en este camino.

 

(Este artículo fue publicado originalmente en la revista Sala de Espera)

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